EN SU LIBRO LA VIDA DEL COSMOS, que todo el mundo debería leer, Lee Smolin da la mejor descripción que he leído nunca de cómo nuestro universo emergió de un equilibrio sorprendentemente preciso de diferentes constantes fundamentales. La masa del protón, la fuerza de la gravedad, el ámbito de la fuerza nuclear débil y unas pocas docenas más de constantes fundamentales determinan por completo qué tipo de universo surgirá de un Big Bang. Si estos valores hubieran sido incluso ligeramente diferentes, el universo habría sido un enorme océano de gas tibio o un nudo caliente de plasma o alguna otra cosa básicamente poco interesante --pura filfa, en otras palabras--. El único modo de obtener un universo que no sea filfa --que tenga estrellas, elementos pesados, planetas y vida-- es calcular bien los números básicos. Si hubiera algún ordenador, en algún lugar, que pudiera escupir universos con valores aleatoriamente escogidos para sus constantes fundamentales, por cada universo como el nuestro produciría universos fallidos.
Aunque no me he sentado a hacer el cálculo, a mí esto me parece
comparable a la probabilidad de hacer que un ordenador Unix haga algo
útil entrando en un tty
e introduciendo líneas de comando cuando te has
olvidado de todas las opciones y palabras clave. Cada vez que tu meñique
pulsa la tecla ENTER, lo estás intentando. En algunos casos el
sistema operativo no hace nada. En otros casos borra todos tus archivos.
En la mayoría de los casos simplemente te da un mensaje de error. En
otras palabras, obtienes muchas filfas. Pero a veces, si lo haces todo
bien, el ordenador rumia durante un rato y luego produce algo como
emacs
. De hecho, genera complejidad, que es el criterio de Smolin para
la propiedad de resultar interesante.
No sólo eso, sino que además parece que, una vez que vas por debajo de cierto tamaño --mucho más abajo del nivel de los quarks, al ámbito de la teoría de supercuerdas-- el universo no puede describirse con la física que se practica desde tiempos de Newton. Si se mira a una escala lo bastante pequeña, se ven procesos que parecen de naturaleza casi computacional.
Creo que el mensaje está muy claro: en algún lugar fuera y más allá de nuestro universo hay un sistema operativo, codificado a lo largo de incalculables periodos de tiempo por algún tipo de demiurgo-hacker. El sistema operativo cósmico usa una interfaz de línea de comandos. Se ejecuta en algo parecido a un teletipo, con montones de ruido y calor; los bits introducidos revolotean a la papelera como estrellas fugaces. El demiurgo está sentado frente a su teletipo, introduciendo una línea de comando tras otra, especificando los valores de las constantes fundamentales de la física:
root@god:~# universe -G 6.672e-11 -e 1.602e-19 \ -h 6.626e-34 --protonmass 1.673e-27....
y cuando acaba de escribir la línea de comandos, su meñique derecho titubea sobre la tecla enter durante uno o dos eones, preguntándose qué va a pasar; luego cae --y el boom que se oye es otro Big Bang.
Ese sí que es un sistema operativo chulo, y si estuviera disponible en Internet (libre, por supuesto) todos los hackers del mundo se lo descargarían enseguida y se pasarían toda la noche enredando, escupiendo universos a diestro y siniestro. La mayoría serían universos bastante sosos pero algunos serían simplemente asombrosos. Porque los que esos hackers estarían tratando de conseguir sería algo mucho más ambicioso que un universo con unas pocas estrellas y galaxias. Cualquier hacker corrientucho podría hacer eso. No, el modo de labrarse una gran reputación en Internet sería ser tan bueno con la línea de comandos que los universos desarrollaran vida espontáneamente. Y una vez que el modo de conseguir eso se convirtiera en un conocimiento común, esos hackers irían más allá, tratando de hacer que sus universos desarrollaran el tipo adecuado de vida, tratando de hallar el único cambio en el n-ésimo lugar decimal de una constante física que nos daría una Tierra en la que, pongamos, aceptaran a Hitler en la Escuela de Bellas Artes después de todo, y acabara como artista callejero con curiosas opiniones políticas.
Incluso si esa fantasía se volviera realidad, sin embargo, la mayoría de los usuarios (incluyéndome a mí mismo, algunos días) no querrían molestarse en aprender todos esos arcanos comandos, y pugnar con todos los fracasos; unos pocos universos fallidos realmente pueden atiborrarte el trastero. Tras pasar un rato introduciendo líneas de comando y pulsando la tecla enter y engendrando aburridos universos fallidos, empezaríamos a desear que hubiera un sistema operativo que fuera todo lo contrario: un sistema operativo que tuviera la potencia para hacerlo todo: para vivir nuestra vida por nosotros. En este sistema operativo, todas las decisiones posibles que tuviéramos que tomar habrían sido predeterminadas por astutos programadores, y condensadas en una serie de cuadros de diálogo. Pulsando en botones de radio podríamos escoger de entre opciones mutuamente excluyentes (HETEROSEXUAL/HOMOSEXUAL). Las columnas de cuadritos a tachar nos permitirían seleccionar las cosas que quisiéramos en nuestra vida ((CASARSE/ESCRIBIR LA GRAN NOVELA AMERICANA) y para las opciones más complicadas podríamos rellenar cuadritos de texto (NÚMERO DE HIJAS: NÚMERO DE HIJOS).
Incluso esta interfaz de usuario empezaría a parecer tremendamente complicada pasado un tiempo, con tantas opciones y tantas interacciones ocultas entre opciones. Se volvería casi inmanejable --el problema del doce parpadeante de nuevo--. La gente que nos la proporcionó tendría que proporcionar también asistentes y plantillas, dándonos unas pocas vidas por defecto que pudiéramos usar como base para diseñar la nuestra. Lo más probable es que estas vidas por defecto le parecieran bastante buenas a la mayoría de la gente, de todas formas, así que les fastidiaría enredar con ellas por miedo a empeorarlas. Así que, tras unas pocas versiones, el software sería aún más simple: lo iniciarías y te presentaría un cuadro de diálogo con un único botón grande en medio etiquetado: vivir. Una vez pulsaras ese botón, empezaría tu vida. Si algo fuese mal, o no respondiese a tus expectativas, podrías quejarte al Departamento de Atención al Cliente de Microsoft. Si te atendiese un empleado de atención al público, te diría que tu vida iba bien, que no le pasaba nada y que en cualquier caso irá mucho mejor con la próxima actualización. Pero si insistieras, y te identificaras como avanzado, podrías hablar con un ingeniero de verdad.
¿Qué diría el ingeniero, una vez hubieras explicado tu problema y enumerado todas las insatisfacciones de tu vida? Probablemente te diría que la vida es una cosa muy difícil y complicada; que ninguna interfaz puede cambiar eso; que cualquiera que crea lo contrario es un imbécil; y que si no te gusta que escojan por ti, deberías empezar a elegir por ti mismo.